Entrevista
Escape de Cloro en el Polo Petroquímico
Rocío Parga, ciudadana del municipio de ingeniero White brindó su testimonio sobre cómo vivió el 20 de agosto del 2000, día aún memorable para los vecinos whitenses, ya que hubo un gran escape de cloro, que gracias al viento del momento, no se convirtió en una catástrofe en la ciudad de Bahía Blanca.
-¿Recordás cómo vivenciaste el 20 de agosto, día que hubo un gran escape de Cloro en una de las plantas del Polo Petroquímico?
Lo vivimos con gran desconcierto y desinformación. Recuerdo que solo se escuchaban rumores y voces no oficiales. Vivía a siete cuadras de donde pudo verse la nube de cloro. Los vecinos estaban asustados y movilizados, pero en el primer momento no hubo voces oficiales que informaran, mucho menos protocolos de protección o evacuación. La situación se vivía boca a boca, como quien cuenta una leyenda espeluznante y lejana.
-Desde tu percepción, ¿cómo lo vivió la comunidad de Ingeniero White?
Principalmente con incertidumbre y desinformación, luego con miedo e indignación. Lo que muchos temían se había hecho realidad, la falta de mantenimiento sumado a la ausencia del Estado en los controles casi le cuesta la vida a mucha gente. Inmediatamente la sociedad se movilizó, se cortaron rutas de acceso y los vecinos reclamaron el cierre y la erradicación de las plantas.
Esta situación se reforzó cuando, una semana después del escape de cloro, hubo un escape de amoníaco en otra planta del Polo Petroquímico. En esa oportunidad se evacuaron establecimientos educativos, es muy impactante ver la foto de niños de un jardín de infantes salir de la mano cubriendo su boca con pañuelos.
-¿Hubo algún acercamiento, por parte de la municipalidad o del mismo Polo, en forma de ayuda a la comunidad cuando ocurrió este hecho? En otras palabras, ¿qué postura tomaron "las voces oficiales" del Polo Petroquímico o la municipalidad ante este hecho?
Los equipos de comunicación de las Empresas involucradas emitieron comunicados que de ningún modo calmaron a los vecinos. Algunos concejales de entonces se acercaron a los piquetes para escuchar a los vecinos pero, en general, estas actitudes generaron rechazo. Costaba mucho identificarse o creer en alguna promesa política en ese momento. Por este motivo los vecinos realizaron asambleas, tomaron decisiones y las comunicaron al municipio. Los gobiernos municipales y provinciales clausuraron las plantas responsables de los escapes por unas semanas. La principal respuesta política en este sentido fue la sanción de la Ley que trasladó el control de las Empresas del Polo petroquímico, en materia ambiental, al municipio de Bahía Blanca.