Nota Principal
¿Puede el desarrollo industrial perjudicar a toda una población?
Hace más de tres décadas que se creó en Bahía Blanca lo que hoy se conoce como el Polo Petroquímico. Los políticos declaraban que tener una petroquímica en la ciudad significaba "la incorporación de la ciudad a la era industrial" lo que estaba asociado a la idea de prosperidad social, trabajo, y la localidad pasaría a ser considerada como "referente industrial" por su constante dinamismo y desarrollo en dicho ámbito.
Sin embargo, no todo es "color de rosas": Las infracciones a las leyes de tratamiento de efluentes tóxicos junto con la corrupción, llevaron a Bahía Blanca a convertirse en un verdadero centro de contaminación. Donde, según cómo se direccione el viento, los vecinos bahienses afirman que perciben "olor a huevo podrido", y muchos de ellos presentan patologías físicas, como alergias, dificultades respiratorias, entre otros.
El Polo Petroquímico trajo gran prosperidad a Bahía Blanca en relación a lo social. Hubo un gran índice de ocupación laboral y generó enormes ganancias económicas en la ciudad, por lo que la "llegada del Polo" fue, en términos generales, bien recibida por los vecinos bahienses.
Paralelamente a este proceso, desde el año 1998 ONGS como Greenpeace analizaron efluentes y sedimentos de la ría de Bahía Blanca, donde las empresas principales del Polo Petroquímico descargan sus efluentes; dichos estudios fueron realizados en el laboratorio de la universidad de Exeter, Inglaterra. Los resultados revelaron la presencia de una gran variedad de contaminantes orgánicos y altos niveles de metales pesados como: Mercurio, Hexaclorobutadieno, Tricloroeteno, Tetraclorometano (tetracloruro de carbono), Dicloroetano, Cloroformo, Tetracloroeteno y Nonilfenol. Estos tóxicos en grandes dosis generan problemas de salud, vinculados a intoxicaciones, problemas respiratorios, patologías cutáneas, entre otros. No obstante, la contaminación no era tema de agenda en los medios de comunicación locales en la época de pleno neoliberalismo y expansión de las empresas multinacionales, por lo cual dicha temática estaba sumamente silenciada.
La contaminación de la petroquímica se visibilizó a nivel nacional a partir del domingo 20 de Agosto del 2000, día que hubo un gran escape de Cloro en la planta de Solvay Indupa, producto de una rotura de un cloroducto que generó la liberación de quinientos kilos de cloro gaseoso. Por fortuna, el viento estaba direccionado hacia el mar, lo que generó que esta situación "no pasara a mayores". Sin embargo, parte de la población de Ingeniero White, localidad que se encuentra en las inmediaciones de la Petroquímica, sí sufrió consecuencias físicas, como por ejemplo, tos persistente y problemas respiratorios leves.
"Los vecinos estaban asustados y movilizados, pero en el primer momento no hubo voces oficiales que informaran, mucho menos protocolos de protección o evacuación. La situación se vivía boca a boca, como quien cuenta una leyenda espeluznante y lejana", manifestó Rocío Parga, vecina de Ingeniero White.
A los ocho días posteriores del desafortunado suceso, se produjo un nuevo escape de amoníaco de la planta de Profértil: Un exceso de presión generó una fisura en un tanque de doscientos m3 de agua amoniacal que obligó a realizar un venteo que originó la fuga. Ante esta situación los vecinos de dicha localidad comenzaron a movilizarse ante el municipio y la petroquímica, con el fin de exigir un mayor y eficaz control que minimice el impacto ambiental y el riesgo a padecer accidentes ambientales en Bahía Blanca y alrededores. El nueve de noviembre de 2000 se produjo un nuevo escape de amoníaco.
Finalmente, las demandas de la comunidad se vieron "satisfechas" con la promulgación en 2001 de la Ley Provincial Nº 12.530 denominada "Programa Especial para la Preservación y Optimización de la Calidad Ambiental del Polo Petroquímico y Área Portuaria de Bahía Blanca".
La Ley creó dos organismos: Por un lado, el Comité Técnico Ejecutivo, que se encarga de ejecutar el programa de Control Ambiental del Polo Petroquímico y del área portuaria de Bahía Blanca, además de controlar a las empresas de tercera categoría (las de mayor impacto).
Por otro lado, originó el Comité de Control y Monitoreo, organismo consultivo y de asesoramiento de la institución anteriormente mencionada, el cual está integrado por: Sociedades de fomento, universidades como la Universidad del Sur y la Universidad Tecnológica, consejo deliberante, Consorcio de Gestión del puerto de Bahía Blanca, Unión industrial de Bahía Blanca, sindicato de industrias químicas y petroquímicas y Municipalidad de Bahía Blanca.
Cabe destacar que dicha ley funciona dentro de la ley Ley N°11.429, promulgada el 1 de septiembre en 1994, donde está determinado que todas las plantas industriales deben renovar los denominados "Certificados de Aptitud Ambiental", cada dos años.
Ante este panorama y la "nueva" forma de control municipal de los efluentes del Polo, dentro de la ciudad hay dos posturas antagónicas acerca del conflicto de la contaminación. Por un lado, las voces "oficiales" del municipio afirman que el Polo Petroquímico no contamina, sino que sus efluentes se encuentran dentro de los parámetros legalmente establecidos; y que cualquier ciudadano puede acceder a los controles a través de una página web (https://www.quepasabahiablanca.gov.ar/) para visualizar minuto a minuto la actividad de la petroquímica.
Por otro lado, ONGS como BIOS, han mostrado estudios dirigidos por el doctor en Ciencias Bioquímicas, Andrés Porta, donde se concluyó que hay más casos de patologías respiratorias como asma, alergias, disnea, tos nocturna y riñitis en niños que viven en cercanía al Polo Petroquímico que en el resto de Bahía Blanca.
A su vez, Revistas científicas como "Environmental Monitoring and Assessment", han mostrado estudios realizados por investigadores de la Universidad Nacional del Sur y de la Universidad Autónoma de México, donde se hizo un análisis en el estuario de la ciudad, y se encontraron diecisiete tipos de hidrocarburos sumamente tóxicos cuyas concentraciones exceden en gran medida lo legalmente permitido.
La contaminación de la ría se hizo visible en diciembre del 2009, ya que cada vez eran mayores las dificultades de los pescadores para trabajar porque los peces se encontraban en mal estado y había una gran merma de los mismos. El Instituto Argentino de Oceanografía ya en 2003, había encontrado en distintas especies de peces de la ría bahiense altos niveles de metales pesados disueltos.
Los trabajadores hicieron grandes reclamos y manifestaciones en la ciudad, donde la prefectura y la policía bonaerense reprimieron violentamente. Ante la nula atención del municipio, los pesqueros comenzaron con una demanda civil por daño ambiental colectivo contra las empresas del Polo Petroquímico de Bahía Blanca por el vertimiento de sustancias tóxicas al estuario.
¿Puede el desarrollo industrial perjudicar a toda una población? ¿Cuál es el precio de ser una ciudad incorporada a "la era industrial"? Sin duda la petroquímica fue y es un gran motor económico y social para Bahía Blanca, es usual escuchar dentro de la ciudad "tener un conocido" trabajando en el Polo. Sin embargo, el costo del comúnmente denominado "progreso" es matar, contaminar la fauna- flora del lugar, y también quien sufre las consecuencias de la industria es la población bahiense.
"Tarde o temprano tendremos que reconocer que la tierra tiene también el derecho de vivir sin contaminación. Lo que el ser humano debe saber es que no pueden vivir sin la madre tierra, pero la tierra puede vivir sin humanos", declaraba Evo Morales en la "Cumbre del Cambio Climático" realizada en el año 2009.
Dichosamente, la tecnología cada vez avanza hacia un mundo donde no va a ser necesario producir a costa de generar daños a la naturaleza. Quizás el dilema sea como país periférico, dentro de la división internacional del trabajo, exigir mayores medidas de protección hacia el medio ambiente por parte de los países centrales. En el cual lo que prime, no sea el capitalismo salvaje, el ganar a toda costa, sino antes que nada el respeto a, como dicen ciertas etnias andinas, "nuestra amada y hermosa pachamama".